Traducción
Él también midió la muralla; era 144 codos por medida humana, que es la medida del ángel.
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Evaluó el nivel de protección y resultó ser completa e inquebrantable, utilizando un método de medir cosas espirituales que tanto los humanos como los ángeles pueden entender.
Notas al Pie
1: Él también midió la muralla; era 144 codos por medida humana, que es la medida del ángel.
Esta declaración explicativa se añade porque, como seres humanos, a menudo tenemos una perspectiva diferente de la de Dios y sus ángeles. Sin embargo, si estamos viviendo una vida pura, es mucho más probable que nuestra perspectiva sea similar a la del cielo. Lo que se está comunicando aquí es que Dios protege. Mientras que nosotros jugamos un papel en nuestra propia protección al no permitir ciertas cosas en nuestras mentes, Dios es el que lleva la mayor parte de la responsabilidad de protegernos y Él hace ese trabajo perfectamente bien (12 por 12). La única perspectiva en la cual Dios no hace bien su trabajo de protegernos es la perspectiva egoísta de una persona que desea nunca sufrir, nunca sentir dolor, nunca tener incomodidades y nunca tener que esforzarse para lograr algo.
¿Por qué se explica que la medida del ángel era la misma que la medida humana? Es probable que un lector hubiera pensado en la visión de Ezequiel acerca del templo en el cual el ángel estaba usando un codo diferente al que era común en la época de Ezequiel. Había varios codos de diferentes tamaños utilizados en la antigüedad que fueron desde 44 cm a más de 52 cm.
Parece que los primeros codos fueron los más largos y con el paso del tiempo los codos se hicieron más cortos. Para la construcción del templo, Salomón, bajo la instrucción de Dios, usó un codo más largo que el codo usado en su tiempo, posiblemente el viejo codo hebreo conocido como el codo largo hebreo de 51,8 cm de largo. En el momento de la visión de Ezequiel, la longitud del codo utilizado por el ángel fue descrito como un codo y palmo menor (Ez 43. 13). Cuando Jesús le dio a Juan esta visión, Él sabía que Juan y sus lectores desearían saber si este era su codo o un codo más largo como había sido el caso con la visión de Ezequiel. Sin embargo, puede ser que la respuesta no se referir en absoluto a la medición de las cosas físicas. Creo que la respuesta fue una indicación de que se nos ha dado suficiente información para medir nuestras propias vidas (no la vida de otro) y tener una idea de cómo Dios nos “medirá”. Se trataba de medir cosas espirituales, no cosas físicas.