Apocalipsis22:19

A menudo hemos oído que no podemos añadir o quitar de las palabras de este libro, o sea, del libro de Apocalipsis. Esto no es un símbolo verdadero, pero sí significa algo más que la suma total de las palabras utilizadas. En este caso la exhortación tiene que ver con mirar nuestros propios corazones y no señalar a alguien más. No debemos desear que los castigos se añaden a otros, más bien debemos estar preocupados de que nuestros propios corazones estén en harmonía con Dios. De igual manera, no debemos desear que los castigos sean disminuidos en nuestro caso, sino que debemos asegurar que hemos sido perdonados y estamos intentando vivir vidas que son puras en Sus ojos.

El “árbol de la vida” es una referencia obvia al Huerto del Edén donde un árbol fue presentado como una fuente simbólica de vida. Sabemos que la vida verdadera, la vida con propósito, la vida eterna, no viene realmente de un árbol, sino de Dios, a través de cualquier medio que Él elija. Mucha gente dirá que el árbol del conocimiento del bien y del mal era un árbol real con consecuencias reales, y yo diría que sí, las consecuencias eran reales, pero el poder no estaba en el fruto de ese árbol sino en la acción de tomarlo y comerlo en violación del mandato de Dios. Fue el acto de desobediencia que tuvo el poder de traer las consecuencias que todos ahora enfrentamos, no el fruto mismo. Dios pudo haber escogido cualquier árbol para empeñar ese papel. A mi pensar, el árbol de la vida es similar, es una representación de la fuente de la vida, que sabemos que es Dios mismo.

No encontramos una lista de los nombres de los fieles en Apocalipsis, pero sí los encontramos descritos y caracterizados. Puesto que se refiere al pergamino que Juan escribió, debe distinguirse del “libro de la vida.” Este pergamino que Juan escribió tenía la intención de animar a los santos, describir qué tipo de personas son, e indicar las acciones y lealtades que los caracterizan.